domingo, 1 de agosto de 2010

no me inviten



basta de los sinsabores de las cenas

que me destilan amarguras de los ojos

me desgastan las miradas hacia cualquier lado

yo no estaba ahí sino la que prefieren

cuando empiezo a balbucear que no

que si quiero estar allí

el huracán de los pasos hacia afuera

me lleva esculpiendo leves penas

que son lo que a mis uñas mis dedos

para la roca inmutable que soy

cuando empiezo a balbucear que si

que no quiero estar más allí



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miles de textos con mensajes

a parpadeantes pantallas acorta-distancias

con mil imágenes

de la mujer así, en su afán de pensar

y en las órbitas de sus nubes

giran

los sí rotundos y los no con caras de pobres muertos

como quien quiere ser reconocido o nombrado

los no impresionistas, y los sí con cara de miedo.

y ahí giran

pero nadie le da la mano a la mujer

para cruzar la calle

la deben confundir con un árbol

tan enraizada con su cabeza

y sus nubes

es probable que llueva?

digo

alguien puede probar que en mi vida

o la de la mujer

algún día van a llover respuestas?